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RETRATOS SIN ROSTRO

diciembre 17, 2022

En una ocasión, uno de mis tutores me dijo que fotografiar a la gente por la espalda no tenía ningún interés. Evidentemente, a efectos de identificar al personal la nuca no resulta muy conveniente, pero existen destacados ejemplos de imágenes donde se muestran personas desde esa perspectiva, situando el punto de interés en otros elementos de la composición y otorgan valor de significado a la relación del sujeto post-retratado con su entorno. Quizá el más conocido sea la fotografia que William Eggleston tomó en 1965 de una mujer conversando en un café de Memphis. Vemos la nuca de la mujer, despejada por un elaborado recogido del cabello y adornada con un collar de perlas. Alguien se sienta enfrente, y ambos -pitillo- en mano parecen disfrutar de una relajada sobremesa. El asiento verde “eggleston” estructura y organiza los planos de una composición, en la que el interés de la imagen -además de en la maestría formal- quizá tenga que mas que ver con lo que somos capaces de ver en una imagen, cuando nos liberamos del terrible hábito de querer identificar todo. Bendita ambigüedad…

Sin título 1965-68. Memphis, Tennessee. William Eggleston

La fotógrafa finlándesa Marjaana Kella (1961) subvierte los términos del retrato de estudio al situar al sujeto de espaldas a la cámara. La riqueza dialéctica que proporciona la fotografía de calle para construir significados entre la figura y su entorno, desaparece en el estudio, donde el fondo liso excluye dicha posibilidad. En el sujeto se concentra y reduce toda la atención, pero el espectador apenas dispone de las superficies dominadas por el color y la textura de los cabellos y los vestidos, o el juego de formas y volumenes que sugieren los peinados y la constitución de cada individuo. La identificación ya no forma parte del juego y esto, sin duda, cuestiona nuestra relación con el propio medio fotográfico. A principio de los ochenta, cuando Agnès Varda ofrecia a un espectador comentar durante un minuto una imagen propuesta, el proceso inevitablemente comenzaba con los esfuerzos de estos por intentar identificar el contenido de la imagenes: reconocer las personas, los lugares y las situaciones. Así es la naturaleza de nuestra relación con el medio fotográfico, la de referente de la realidad.

Estos “retratos” sin rostro pueden ser algo más que ejercicios estéticos y ser leídos perfectamente desde un plano más conceptual o incluso existencial. En los excesos visuales que dominan a las sociedades occidentales, donde el individuo refrenda su presencia social con la propia imagen, ciertos colectivos pueden estar en riesgo de exclusión visual. La doctrina ideológica la dictan las grandes corporaciones y oscuros intereses de los mercados deciden quién debe de ser visto, cuando y de qué forma. La ubiquidad e incontinencia visual de los individuos no se ha traducido, lamentablemente, en una mayor presencia y consideración de las personas, que se han convertido en la sustancia anónima que alimenta los índices macroeconómicos y apenas inquieta a quienes toman las grandes decisiones geopolíticas y ambientales.

Mujer con camisa de lunares (1996). Hombre con sweater azul (1997). Marjaana Kella
Mujer de pelo corto (1997). Hombre canoso (1997). Marjaana Kella
Hombre con gafas (1997). Mujer con túnica estampada (1997). Marjaana Kella