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Autor: Blas González Sotelo

Convocatoria abierta Encuentros 5+1


Ya está aquí la nueva convocatoria de los Encuentros 5+1, los diálogos en torno a la fotografía, donde los y las autoras y sus proyectos son los protagonistas. Este año, como novedad, se elegirán hasta ocho personas para participar en las sesiones online.

Para empezar, hay que aclarar que no son unos visionados; esto es importante, porque sabemos que hay muy buenas convocatorias de visionados donde poder mostrar nuestros trabajos fotográficos, pero en los Encuentros hemos preferido evitar las connotaciones y la carga jerárquica que arrastra la palabra “visionado” en la cultura fotográfica y nos quedamos con la idea de que se trata de un encuentro entre iguales que, convocados por un autor y un proyecto, se sientan a dialogar sobre fotografía. Otra diferencia, es que es el autor quien decide el número de imágenes y el formato del proyecto que quiere presentar al panel de cinco invitado/as para que reflexionen, comenten y dialoguen sobre el mismo.

EN EPISODIOS ANTERIORES…

Durante esta temporada pasada tuvimos el privilegio de conversar con Andrea Costas Lago, Jesús Manuel Giz Novo, Eduardo A. Ponce, Juan R. Pérez, Antonio Moreno Gómez, Antonia Lozano, Miguel Muñiz y Francisco Uceda. Ocho autores, ocho miradas únicas, ocho encuentros que nos han permitido asomarnos al backstage de la creación de artística: sus motivaciones, su inspiración, el modo en que conceptualizan y resuelven sus ideas, sus dudas… Para cualquier autor confrontar su creación con la mirada y opinión ajena es un punto crítico, un ejercicio en el que la obra inicia un nuevo recorrido y se expone a contexto de significación que escapan del control del autor. 

  • Miguel Muñiz – Nordés

  • Andrea Costas – Desapego

  • Antonia Lozano – Voluntad

  • Antonio Moreno – Cuaderno de Campo

  • Eduardo Ponce – Entre Almohadillas y Puros

  • Francisco Uceda – Los Invisibles

  • Jesus Giz – The Lost Files

  • Juan Pérez – 9288

Cada uno de los paneles críticos que han participado en estos encuentros ha estado formados por amigos y especialistas que han iluminado desde su conocimiento y trayectorias profesionales a cada uno de nuestros invitados. Además de Malena Carballo y Paula Fernández Bañuelos que me han acompañado en la organización y coordinación de los encuentros, nos han acompañado Alice WR, Canela Magliano, Carmenchu Alemán, Carmen Lage, David de Haro, Eduardo A. Ponce, Gonzalo Azumendi, Isa Egea, Katy Gómez Catalina, Pepa Cobo, Orietta Gelardin Spinola, Rafael Bastante, Roberto Hernández Yustos, Ruth Lodeiro, Rocío Bueno, Sarah Glendinning y Tony Vacas. Entre tantos autores e invitados de los paneles críticos hemos aprendido y crecido a lo largo de estos encuentros.

  • Encuentros5+1_AntoniaLozano
  • Encuentros5+1_AntonioMoreno
  • Encuentros5+1_JuanPérez
  • Encuentros5+1_EduardoPonce2
  • Encuentros5+1_JesusGiz
  • Encuentros5+1_AndreaCostas
  • Encuentros5+1_FranciscoUceda
  • Encuentros5+1_MiguelMuñiz

No es porque lo digamos nosotros, pero algunos de los comentarios que hemos recibido de participantes e invitados son bastante elocuentes:

“Me encanta que sea un diálogo entre personas que tienen ganas de hablar de fotografía”  Alice WR

“Un enorme placer compartir buenos y apasionados instantes no decisivos”  Roberto Hernández

“Ha sido una estupenda experiencia fotográfica. Enhorabuena por hacernos viajar por ese trayecto épico a través de tu mirada. Unas aportaciones variadas y constructivas. El broche final en la mejor compañía peluda, un grato encuentro”  Katy Gómez

“Que dure mucho tiempo porque es un formato fabuloso”  Antonio Moreno

“Creo que he encontrado lo que buscaba para cerrar el trabajo, cosa que pienso hacer en breve… muy satisfecha con todo lo expresado, me van a ayudar mucho, no solo en este trabajo, también para los siguientes” Antonia Lozano

“Que alegría poder hablar de fotografía, lo echaba de menos.. os esperamos en Barakaldo”  David de Haro

“…ya os echo de menos, me ha encantado esto…”  Pepa Cobo

“Un espacio necesario, de aprendizaje e intercambio, un encuentro hermoso con Francisco y su trabajo y un agradecimiento inmenso a Blas y compañeras por invitarme a participar, me siento afortunado, gracias!!!!  Tony Vacas

Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Gracias a los contertulios, Tony Vacas, Malena Carballo, Paula Fernández Bañuelos, Carmen Lage y a Blas González por la profesionalidad, la seriedad y el cariño que han puesto en este encuentro. Estoy muy-muy agradecido de haber tenido esta oportunidad. Un millón de gracias. Sois lo más.  Francisco Uceda

“Lo hemos pasado cañón, y como llovía mejor en casa de jueves que en pincho-pote en el bar”  Gonzalo Azumendi

CONVOCATORIA 2024/2025

Dicho esto, hasta el 27 de septiembre de 2024 dejamos abierto el plazo para presentar vuestras candidaturas de proyectos para la tercera temporada de los Encuentros 5+1. Concluido ese periodo elegiremos 8 autores para organizar los encuentros que nos ocuparán durante el curso 2024/25. A modo de “condiciones” vaya el siguiente decálogo:

  • Las personas interesadas pueden presentar un proyecto fotográfico acabado o en curso. No hay límites de imágenes, ni un formato predefinido para hacerlo. Es la propia concepción del proyecto tal como lo plantea cada autor la que determina el formato del proyecto.
  • En la propuesta debes de enviar las fotografías y textos que conforman el trabajo, una pequeña reseña biográfica y otra información que consideres relevante para que hablar de tu proyecto. Puedes enviar todo en un PDF o un enlace wetransfer con toda la documentación.
  • Se realizará una selección de 8 proyectos a programar durante los encuentros que celebraremos de Noviembre/2024 a Junio/2025.
  • El orden de celebración de los encuentros seleccionados se determinará atendiendo a la llegada de cada solicitud.
  • El comité de la plataforma organizará un panel crítico (5 personas) invitando a fotógrafos, artistas o especialistas de alguna otra disciplina que sean relevantes para comentar cada uno de los proyectos seleccionados. Con la confirmación de todo el panel se convoca a todos los participantes del encuentro en fecha y hora.
  • Los miembros del panel crítico tienen acceso a la documentación enviada por el candidato con anterioridad al encuentro.
  • Las sesiones son online, privadas y en español (Google Meet), duran como mínimo 1 hora y estarán moderadas por uno o más miembros del comité de la plataforma.
  • El comité de la plataforma de los Encuentros, encargado de la selección de proyectos, está formado por Blas González, Malena Carballo y Pepa Cobo.
  • Los encuentros se realizan con una frecuencia mensual, preferentemente los jueves a partir de las 19:30 (intentamos organizar y adaptarnos a las disponibilidades horarias de todos los participantes)
  • No hay que pagar nada para participar en estos encuentros, lo cual no significa que sean “gratis”. Además del tiempo que cada autor/a emplea en preparar y documentar su trabajo para someterlo a la mirada de otros, cada miembro del panel crítico ha de preparar y reflexionar sobre cada proyecto con antelación al encuentro. La suma de los esfuerzos de unos y otros tiene un valor incalculable, y nos enriquece a todos los que participamos.
  • Puedes informarte contactando directamente con cualquiera de los miembros del comité de la plataforma, o participar en esta convocatoria enviando tu propuesta por correo electrónico a encuentros5mas1@gmail.com

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Lux Sonora y los ocho actos de lectura


Me sorprende la resistencia al olvido que tienen ciertos recuerdos cuando están vinculados a experiencias emocionales intensas y como el poso que los acontecimientos deja en la memoria termina configurando lo que somos. Aquel 10 de noviembre de 2004, acudí al recital de piano que ofrecía Jean-Yves Thibaudet en Teatro Fraga de Vigo más atraído por el prestigio del solista francés que por el contenido del programa que incluía obras de Debussy y Liszt, compositores que si bien no me disgustan, estaban un poco en la periferia de mis preferencias. En la primera parte del concierto, el segundo cuaderno de preludios de Claude Debussy, doce hermosas piezas que despliegan todo el colorido cromático y armónico tan característico del compositor francés. Una música delgada, casi etérea, interpretada por Thibaudet con una delicadeza que se paseaba por los límites del silencio.

Jean-Yves Thibaudet

Recordando ahora aquellas notas del preludio “Feuilles mortes” y el modo en que su sonido se sostenía tembloroso durante unos instantes antes de desaparecer en el silencio, se me ocurren tres reflexiones donde concurren la música y la fotografía. La primera, y quizá más evidente, es que la existencia de ambos medios se justifica en el opuesto que los niega. El sonido precisa del silencio y la luz de la oscuridad. En general, este principio se verifica en muchas otras cosas y órdenes de la vida, pero sin necesidad de ponerse trascendente, es fácil argumentar como cualquier pieza musical se edifica sobre una estructura formada de sonidos y silencios, donde ambos son recursos con idéntica relevancia a la hora de construir el mensaje musical. Piénsese en el conocido e inusual comienzo de la quinta sinfonía de Beethoven: cuatro notas y un silencio. Precisamente este último permite crear un espacio de tensión que pone en alerta al escuchante para lo que vendrá a continuación.

En lo fotográfico, la irrupción del haz de luz en la cámara oscura deja una impronta de luces y sombras -o de ceros y de unos- sobre la superficie fotosensible. Es la imagen latente que revelará posteriormente la representación por analogía del sujeto fotografiado. Las partículas de luz que penetran la oscuridad absoluta de la cámara son el fundamento de la imagen fotográfica. Cada partícula de sal de plata de la película fotosensible y cada píxel del sensor digital retiene los atributos físicos (intensidad y duración) con los que un rayo particular de luz procedente del exterior incide sobre él. Igual que la nota musical, son las unidades mínimas no significativas de lo fotográfico. La base de la imagen fotográfica se encuentra en la concurrencia de unidades luminosas y unidades en penumbra, y del mismo modo que el silencio constituye un elemento retórico de la música, no tiene la oscuridad idéntico valor expresivo. ¿Cuál sería el efecto de la célebre fotografía de Eugene Smith “Tomoko en su baño” prescindiendo del drama y la intimidad que otorgan las sombras a la escena? Sin duda, la estructura formal y armonía visual de la imagen depende de la oscuridad que circunda a las dos protagonistas, pero la carga significativa y emocional de las sombras tiene que ver con la intimidad y aislamiento que otorgan a la escena.

Tomoko y su madre en el baño (1971). W. Eugene Smith

Tomoko y su madre en el baño (1971). W. Eugene Smith

Paul Strand incorporó con frecuencia la oscuridad y las sombras como recursos fotográficos, en unas ocasiones como un elemento compositivo para explorar relaciones espaciales entre las formas (véanse las abstracciones con sombras en un porche de Twin Lakes de 1916 o la célebre “Valla blanca, Port Kent, NY 1916) y en otras con un interés más conceptual, como sucede en “Wall Street” de 1915, que muestra unas pequeñas figuras de transeúntes que caminan -por la determinación, posiblemente en las primeras horas de un día laborable- ante cuatro imponentes rectángulos negros. El propio autor deja un apunte del potencial dialéctico que introducen esas masas oscuras en la obra:

“Yo era consciente, por ejemplo, de aquellas grandes ventanas negras de la Casa Morgan, aquellas enormes formas negras. También tenía un amigo que trabajaba en el edificio. […] Y además me fascinaban todos aquellos pequeños personajes que pasaban por delante de aquellas grandes formas siniestras, casi amenazantes […], aquellas formas rectangulares negras, repetitivas -como formas ciegas, dado que no puede verse en su interior, con todas aquellas personas que pasan por delante-. Intenté conciliar todo aquello.” (Strand, 1973)

Wall Street (1915). Paul Strand

Este deambular me conduce directamente a una segunda idea, que quizá resulte más evocadora, ya que tiene que ver con los espacios y tiempos de transición que se producen entre los opuestos y sus efectos. En música, el ataque de la nota, el modo en que esta comienza a sonar, define la determinación con la que el sonido rompe el silencio y, de alguna manera, influye en el carácter de un fragmento musical. Así, si la entrada de la nota es repentina el pasaje tendrá un temperamento nervioso y brillante, mientras que si la nota entra gradualmente y con suavidad el pasaje tendrá una inspiración más lírica.

Sucede de forma similar para la fotografía: en las transiciones entre los espacios de luz y oscuridad es donde reside el arsenal de recurso de los autores para desplegar el potencial emocional de la imagen y, por tanto, la resistencia de la fotografía a ser un mero referente de la realidad. Decir que la fotografía trasciende la realidad y, por tanto, es un medio artístico depende de la capacidad que tenga el medio para convocar significados y emociones desde la superficie de la imagen. Para justificar dicha reivindicación, la imagen fotográfica tiene que ser autónoma e independiente del vínculo que en su génesis la ata a la realidad. La grandilocuencia y solemnidad que reflejan los paisajes de Yosemite fotografiados por Ansel Adams y la dimensión épica presente en algunas de las escenas humanas de la obra de Sebastião Salgado tiene que ver con el balance que ambos autores consiguen entre las luces y las sombras. Tanto la utilización del blanco y negro, la presencia de determinados atributos que identificamos como característicos de la impronta estilística de cada autor o la función que determinada imagen cumple dentro de un discurso más amplio son recursos específicos en el ámbito de la retórica fotográfica, que distancia la representación del sujeto de su realidad y, por tanto, la trascienden.

Yosemite Valley (1934). Ansel Adams

Yosemite Valley (1934). Ansel Adams

Con todo esto quiero decir que, del mismo modo que el colorido musical de una pieza depende de la destreza con la que el compositor sea capaz de crear texturas y transiciones a partir de sonidos, silencios, ritmos, dinámicas, etc., el lenguaje fotográfico también dispone de un repertorio de técnicas con las que el autor podrá resolver una foto individual. Igual que los dedos de Thibaudet son capaces de interpretar y transmitir al escuchante los más sutiles matices de la paleta sonora de Debussy, el fotógrafo “virtuoso” -si tal cosa, existe- ha de ser capaz de combinar la pureza de la luz y profundidad de las sombras con las que una determinada escena resuena armónicamente con su intención.

Sin embargo, es importante subrayar que ni la genialidad de un pasaje en una partitura o la impecable resolución técnica de una fotografía individual necesariamente garantizan la viabilidad, consistencia y calidad de una sinfonía o un fotolibro. Es necesario recordar el carácter serial de la fotografía, y de cómo las partes se integran en el todo para crear una entidad de orden superior, tanto en la forma como en el significado. Este enfoque coral me lleva directamente a mi tercer argumento, que será la analogía entre la obra musical y la serie fotográfica, y las similitudes retóricas de ambos lenguajes.

Como ya habrás adivinado la tercera idea, tiene que ver con la analogía que se pueden establecer entre el desarrollo de una pieza musical y las series fotográficas, más particularmente un fotolibro. Es frecuente que la crítica musical se refiera cuestiones de ritmo, dinámica o temperamento cuando comenta una obra musical, y es igual de cierto empleo de estos estos términos por los editores, visionadores o críticos cuando se refieren a la secuencia en que se presenta un proyecto o la estructura de un fotolibro. No en vano, ambos medios comparten la misión semiótica de ser portadores de mensajes sin el recurso del código y precisan de una variada colección de recursos retóricos para transmitir ideas y significados. En un ensayo fundamental sobre la cuestión narrativa del fotolibro, Garry Badger desarrolla esta idea:

“[..] al armar una secuencia fotográfica es útil pensar en cualidades musicales como punto y contrapunto, armonía y contraste, exposición y repetición. Debería haber un vaivén en la narrativa de un fotolibro, debería volverse “más suave” aquí, “más fuerte” allá, “acelerar” en términos visuales o ralentizarse, y debería construirse de manera natural, si no hacia un clímax, al menos hacia una resolución.”

Los Americanos (1958). Robert Frank. Influenciado por la música beat y los ritmos irregulares del jazz, este libro ilustra de forma elocuente el comentario de Badger.

Aunque en términos estéticos desconfío de los absolutos y considero recomendable —y hasta estimulantes— ciertas licencias y transgresiones del canon, coincido con Badger en que la secuencia de un fotolibro debería avanzar hacia cierta resolución, aunque ésta a la postre consista en dejar al espectador suspendido en un interrogante. Resolver no significa concluir. Del mismo modo que el movimiento de una sinfonía puede finalizar “sin solución de continuidad”, prolongándose sin interrupción en el siguiente movimiento, la naturaleza de la imagen fotográfica —extracto del fluir del tiempo y el espacio— difícilmente puede plantear una conclusión y también se resuelve sin “solución de continuidad”. No con la realidad de la que fue “extraída”, sino con su simulacro, con el pacto de ficción que la fotografía crea entre el espectador y la realidad.

Pero estos acuerdos se explicitan de forma singular con cada autor, sin otra legitimidad que la que otorga la necesidad de una búsqueda personal, la urgencia social por comunicarlo o incluso, por qué no decirlo, un simple desvarío de la vanidad. Aunque en algunos ambientes el término proyecto está connotado con un peso y solemnidad excesivos, lo habitual es que sea esta la estructura donde se reúnan y organicen los resultados de toda índole que un autor produzca sobre un determinado concepto objeto de su interés. Y lo deseable sería que dicho proyecto encuentre un vehículo adecuado de expresión que permita difundirlo y alcanzar a su audiencia, aunque esta decisión con demasiada frecuencia depende más del factor oportunidad (cualquiera que sea su adjetivo) que de la genuina ambición del autor.

Por tanto, cada vez que nos enfrentamos a un texto fotográfico debemos aspirar a encontrar esa armonía, disponer el cuerpo y el espíritu para que escuchar la melodía que suena en la secuencia de las fotografías, sentir el ritmo que provocan los contrastes y afiliaciones que se producen entre las imágenes y otros elementos del texto o emocionarse con la sutileza de matices con las que varía el color o la intensidad profundidad de con la que los negros se funden y se hacen uno con el papel: melodía, ritmo y dinámica.

Esta extensa introducción pretendía ser el anticipo al análisis de un fotolibro que una autora gentilmente me envió para que le escribiera un texto para publicar en la revista de una asociación fotográfica. Suelo acometer esta tarea con idéntico respeto y reverencia, independiente de la dignidad o celebridad de quien firme el fotolibro objeto de análisis. Siempre celebro que un autor/a culmine su proyecto con la organización de una exposición o la publicación de un fotolibro, ya que ser capaz de articular el resultado de su intención bajo cualquier de esos dos formatos, no solo legitima a un fotógrafo como autor, sino -y sobre todo- porque es mediante el encuentro con la audiencia se cumple el destino de cualquier medio: la música ha de ser escuchada y la fotografía ha de ser mirada.

Me dispuse, pues, a la tarea con la mejor disposición y la delicadeza con la que la autora trataba algunas escenas nocturnas me trasladaron inmediatamente a recital de piano de Thibaudet de noviembre de 2004 que inspira la introducción. Tengo que admitir que algunas “disonancias” me apartaban de ese lirismo que provocaban las imágenes y me pareció oportuno identificarlas. Dado que la finalidad del texto era la publicación para una asociación fotográfica, me propuse que comentario un tono “pedagógico” entendiendo que podría ser provechoso. Sin embargo, el texto final no fue bien recibido y declinaron su publicación. No tanto porque la autora no haya aceptado las cuestiones críticas que le planteaba, si no por el recelo del editor de la publicación a incluir en la revista un texto “no laudatorio”. Comprendo perfectamente la situación: aunque todos podamos aceptar en mayor o menor grado una crítica “negativa”, elevarla a la dimensión pública suele exceder nuestros límites de tolerancia.

No obstante, considero que el comentario al fotolibro desde la perspectiva de los 8 actos de lectura que propone Matt Johnston puede ser de alguna utilidad, por lo que -a modo de paráfrasis cervantina- incluyo el texto crítico original, obviando las partes que “vulneren” la identidad de la autora. Como se declaraba al inicio cada episodio de la serie “Fargo”, “por respeto a los vivos se han cambiado los nombres de los protagonistas”.

Photobooks & (2022). Matt Johnston

En una monografía fundamental sobre los fotolibros publicada en 2020 (Photobooks &), Matt Johnston identifican hasta ocho actos de lectura (distante, material, inspeccionar, ojear, conceptual, asimilar, cognitiva, re-lectura) estructurados de forma lineal y progresiva, desde lo “navegacional” a lo conceptual, que representan la transferencia de significado entre el creador y el lector. Si en los primeros actos, el creador es el responsable de modelar la experiencia en un desplazamiento del contenido o ideas del texto visual a las cualidades formales y hápticas del libro o mediante ciertas propuestas de interacción, será el lector quien se pronuncie en las últimas etapas, que tienen que ver con la generación y asimilación de significados. Mediante la aproximación física al fotolibro se generan las condiciones ideales para que su contenido penetre, persuada y deje una impresión en el espectador, pero será este quien, en última instancia, tenga que movilizar las conexiones que tiene “con otros trabajos, experiencias, acciones y relaciones” para darle sentido al conjunto.

Sin duda, la información previa que tenía de este libro antes de poseerlo era favorable. Esta primera lectura (“Distance reading”) en la escala de Johnston y que se produce antes de nuestro encuentro físico con el libro, tiene que ver con cuestiones subjetivas y no siempre fáciles de ponderar. Como fotógrafa amateur, la autora tiene una dilatada trayectoria, con algunos reconocimientos e hitos significativos y es frecuente su presencia en las actividades fotográficas. La lectura distante tiene que ver con la capacidad de la autora de convocar y generar interés en la audiencia y, sin duda, el anuncio del libro en el marco de un reconocido festival de fotografía ha contribuido positivamente en ese primer posicionamiento ante los posibles lectores.

La primera impresión, el tamaño del libro, el aspecto de la cubierta, los acabados, el tacto del papel, los colores, etc… intervienen en la lectura material. Tengo que admitir que me agradó esa “solidez nocturna”, como de noche cerrada, que el libro transmite cuando lo tocas por primera vez. Además de singularizar al objeto, los cantos negros, la sobriedad de la tipografía y la estructura del libro me parecen muy acertadas. Estas características externas, lejos de ser superficiales y en la medida en que generan significado, ayudan a situar al lector en las coordenadas del contenido.

Cuando hojeamos un libro comenzamos a formarnos una idea mental de su contenido. Es lo que Johnston define como “Inspectional reading” y es una fase crítica en la decisión del lector, que tiene que sentir en esa lectura rápida el ritmo que tiene el libro y evaluar si coincide con sus intereses. Tengo que admitir, que me sorprendió bastante este primer contacto con el contenido del libro, ya que tenía localizados los intereses fotográficos de la autora más próximos al retrato y a la fotografía de moda. En este punto, aunque aumentó mi interés por el libro, lo aparté por unos días para encontrar el momento propicio para adentrarme en sus páginas. Recurriendo a la analogía musical, en esta fase ya me había formado una idea del ritmo y la melodía visual sobre la que se sostenía la obra, que sería algo parecido a los primeros acordes con los que se abre “La Noche Transfigurada” de Arnold Schönberg.

Para la lectura de “navegación” (Navigational reading) Johnston considera que el lector comienza un viaje lineal o multidireccional por las páginas del libro, deteniéndose y considerando aquellas imágenes que le generan mayor interés. Algunos lectores en esta fase, se saltan los textos para tener una experiencia visual más genuina. Generalmente, también suelo obviar los textos en esta fase o como mucho hacer una lectura en diagonal de estos. Sin embargo, en esta ocasión -y quizá incitado por la “prominencia” visual que tienen las tres páginas de la introducción- leí con detenimiento el relato con el que se abre el libro que, una vez finalizado, me situó necesariamente en el siguiente nivel de lectura.

La lectura conceptual es un proceso analítico y reflexivo en el que el lector intenta entender los cómos y porqués de la estructura del libro. El texto que introduce la obra es un inquietante y siniestro relato, sobre una persona que consigue liberarse de una situación opresiva. Aunque las primeras imágenes del libro parecen dar continuidad a la conclusión del relato, esta influencia pronto se diluye por la cesión de la progresión narrativa ante una estructura visual dominada por la abstracción. No quiero con esto cuestionar el desarrollo visual del libro, pero me parece oportuno señalar como la presencia de este relato en la introducción provoca un potente efecto narrativo en la secuencia inicial de imágenes que, al no sostenerse, produce un cambio de registro considerable.

Obviando esta cuestión de orden conceptual -que no afectará al lector que omita la lectura del texto en su primera ‘navegación’ por el libro-, desde un punto de vista estrictamente visual, tanto la introducción como el cuestionario de preguntas final perturban la ‘nocturna solidez’ con la que está expresado el conjunto. Así como los elementos incluidos en las contraportadas se justifican e integran como un ingenioso elemento que separa e invierte lo que es exterior e interior del libro, los textos mencionados parecen ajenos a este mundo de sombras. En este sentido, creo que el poema final se integra de forma más armoniosa con la estructura e intención del libro. Considero que el formulario final es un elemento fallido: banaliza la dimensión poética del libro y fuerza al espectador a leer las imágenes en clave literal.

Si centramos el comentario en lo estrictamente fotográfico, creo que, aunque la obra maneja varios registros, se resolvió correctamente la cohesión visual. Aunque la dimensión narrativa del libro está muy forzada, la obra tiene otros argumentos que merecen consideración. El amplio repertorio de imágenes que la autora despliega en esta obra invita a la contemplación, a dejar que la imaginación se quede atrapada en las enigmáticas formas que la luz traza en la oscuridad, a adentrarnos en un mundo que nos es ajeno y a admirar el extrañamiento que la ausencia de luz provoca en los objetos cotidianos. El planteamiento elíptico de la obra hace que las imágenes fluyan con más libertad, con un ritmo e intensidad poética, con matices modelados por las aristas y curvas que la luz dibuja en la noche, favoreciendo esa cualidad contemplativa del libro. Es cierto que las fotografías que abren la obra son de una intensidad extraordinaria y que, poco a poco, esta se va diluyendo en la monotonía. Sin embargo, no es menos cierto que tal es nuestra experiencia de la noche, que se inicia con los más inquietantes presagios para inadvertidamente desvanecerse en el sueño.

En la fase de lectura asimilatoria intentamos acomodar el texto leído en el marco de otros trabajos, situaciones y experiencia que conforman nuestro repertorio cultural. Posiblemente se forjan conexiones -más o menos sólidas- con otros libros leídos, con músicas escuchadas o con recuerdos evocados. Es posible que algunas de estas imágenes de la noche que se presentan en este libro, persistan en mi memoria mucho tiempo después de haber cerrado el libro y, quizá, resuenen de alguna manera en mi deriva visual. Este libro se incorporará a mi biblioteca y decisiones sobre la posición que va a ocupar o los efectos que su presencia desde ahí tendrán, definen lo que Johnston denomina “lectura de estantería”. Quizá mi mirada lo encuentre durante un instante mientras inspecciona las estanterías buscando cualquier otro título o puede que vuelva a hojearlo en algún momento. En cualquier caso, sabré de su presencia y hasta es posible que recuerde sin necesidad de abrirlo algunas de las imágenes que más me cautivaron, que serán aquellas que se acomodaron silenciosamente en la oscuridad del subconsciente.

Es pronto para saber si se ejecutará el último acto de lectura con este título, un acto que tiene que ver ese vínculo especial que adquirimos con algunos de nuestros libros más queridos o significativos. El tiempo y las afinidades de cada uno dirán quién estaba preparado para emprender este itinerario de despojamiento que nos propone su autora y dejarse poseer por las armonías silenciosas de esta música callada que suena en la soledad de sus noches… Del mismo modo que el lunático ha sido herido por la luz de la luna y sufre su locura a intervalos, algunos fotolibros tienen la facultad de alcanzarnos con especial intensidad y en cada re-lectura nos revelarán inesperados tesoros.

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Más allá del encuadre


Desde el sur sopla un nuevo aire en forma de proyecto editorial. Si en el título de la colección «Mil Palabras» resuena la promesa de nutritivas reflexiones en torno a la imagen y a la fotografía, el nombre de Juan María Rodríguez como responsable de la misma es un indicio de buenos augurios. Los más de ciento cincuenta episodios del podcast Full Frame, en los que se dieron cita las voces más significativas del panorama fotográfico actual, y su espectacular primer año al frente del Centro Andaluz de Fotografía con récord de visitantes en las exposiciones Pérez Siquier, Martin Parr, Ramón Masats o Judith Prat -además de un considerable número de charlas, conferencias y visitas guiadas- respaldan la vocación y compromiso de Juan María con la consolidación y difusión de una cultura fotográfica de calidad. Por eso, no es de extrañar que el primer título de la serie, “Más allá del encuadre” de Alfredo Oliva, haya agotado su primera edición a las pocas semanas de ponerse a la venta y que ya esté listo el lanzamiento de la segunda edición de otros 400 ejemplares.

Pero sin duda, los mayores méritos de este ensayo tienen que ver con la aproximación que ofrece al acontecimiento fotográfico desde una perspectiva psicológica y por venir avalado por Alfredo Oliva, profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla que, además, dirige e imparte el único seminario universitario sobre Psicología y Fotografía acreditado en España. A Alfredo no solo le conocemos por su etapa como colaborador del programa Full Frame -de la que fue cofundador junto a Juan María Rodríguez y a Juan Carlos Cazalla– donde además de contertulio, disponía de una sección de “lecturas” fotográficas, en la que descifraba las claves de algunas imágenes icónicas. Su trayectoria como autor también se puede rastrear en publicaciones como SFM (Sociedad Fotográfica de Málaga), Tiempos Modernos, Inspired Eye, 1:1 Photo Magazine o Street Photography in the World.

Tengo que admitir que el subtítulo del libro, “Psicología del hecho fotográfico”, me puso un poco en alerta, ante la suposición de que se trataría de un despliegue de teorías deterministas, donde la creatividad individual quedaría reducida a respuestas condicionadas a los estímulos exteriores. Así que, con cierta cautela y después de ojear la tabla de contenidos del libro, inicié su lectura para constatar a las pocas páginas como mi prevención estaba provocada por mi más absoluto desconocimiento de psicología y que este texto sería un buen punto de entrada para conocer los fundamentos de algunas cuestiones que, sabidas por intuición o experiencia, intervienen en la práctica fotográfica o intervienen en la percepción visual.

Aunque el lenguaje empleado en el texto es claro y de lectura amena, el ensayo está redactado con rigor académico, tanto por el aparato crítico desplegado, su estructura general, la organización de los capítulos, la metodología de citación y el referenciado de textos sobre los que Alfredo Oliva basa sus argumentos. La intención pedagógica también es evidente, ya que se incluyen hasta ocho cuadros de contenido “clave” que, a modo de corolario, ilustran de forma práctica la parte teórica comentada anteriormente. Desde luego, el texto está pensado para fotógrafos, ya que contiene numerosas referencias a autores y obras que, aunque no se incluyen las imágenes en el libro, están descritas de forma tan explícita que el lector no tendrá ninguna dificultad en encontrarlas.

El texto se inicia con la teoría de la Gestalt, puerta de entrada para comprender algunas de las reglas básicas que “gobiernan” la percepción visual y nuestras preferencias estéticas. El autor explica su origen en el marco del contexto histórico y las ilustra recurriendo a fotografías icónicas. Así, por ejemplo, en relación a la ley del contraste, Oliva no ciñe su aplicación exclusivamente al plano perceptivo y la aplica al plano connotado de la imagen:

”Otra imagen que nos presenta un interesante contraste a nivel de contenido es la fotografía de Cristina García Romero «La tarde, Campillo de Arenas». Esta imagen, que forma parte de su trabajo «La España oculta», fue tomada en 1976 en este municipio de la provincia de Jaén. La fotografía nos muestra a una mujer mayor asomada a una ventana con rejas y a un hombre, probablemente su marido, sentado al fresco en la puerta de la casa. El contraste entre hombre y mujer es muy evidente y refleja de forma clara unos roles de género muy tradicionales y sexistas. La mujer, vestida de negro, parece estar encerrada en una jaula o celda mientras que el hombre se sitúa en exterior como un guardián que vigila sus posesiones”

La tarde, Campillo de Arenas (1978). Cristina García Rodero

La tarde, Campillo de Arenas (1978). Cristina García Rodero

Si el capítulo de la Gestalt parece estar más enfocado a la percepción, en el que sigue sobre los estilos cognitivos podremos encontrar explicación sobre distintas estrategias de la práctica fotográfica y reconocer cómo cada una de estas aproximaciones del individuo al entorno (Dependencia/Independencia), su reacción ante la realidad (Reflexividad/Acentuación) y respuesta creativa (Nivelación/Acentuación) se reflejan en la obra fotográfica de distintos autores. Los nombres de fotógrafos que se movilizan en este capítulo para ilustrar los conceptos explicados incluyen a clásicos como Garry Winogrand, William Klein, Sebastian Salgado o Carlos Pérez Siquier, pero también encontraremos autores contemporáneos como Antoine D’Agata, Cristóbal Hara o Rinco Kawauchi. En cuadro 2 se incluye una evocadora aproximación al modo de trabajar y estilo de Saul Leiter, paradigma del modelo cognitivo independiente que conduce a la simplificación de las estructuras compositivas y utilización de una sintaxis visual basada en volúmenes y colores.

Red Umbrella (c.1955). Saul Leiter. Publicada por cortesía de © Saul Leiter Foundation

Los dos capítulos que siguen plantean un pormenorizado análisis sobre cuestiones relacionadas con los elementos de composición básicos (color, textura, líneas, sombras), se hace un apunte en clave semiótica acerca de la ambigüedad y se introduce el controvertido debate sobre la complejidad de la imagen fotográfica que polariza en dos extremos buena parte de las preferencias estéticas y la creación fotográfica. La resolución a este conflicto está en el principio de parsimonia que Oliva enuncia y que ejemplifica recurriendo a una cita de Charles Chaplin: “Una vez completado el rodaje de una película hay que sacudir el árbol y conservar sólo lo que queda bien sujeto a las ramas”.

En el penúltimo capítulo se indaga sobre la utilización de la fotografía como herramienta terapéutica. Aunque por limitación de espacio, que no por conocimientos, el autor hace una sucinta enumeración de casos que ilustran cómo la fotografía ha sido un instrumento eficaz para gestionar procesos traumáticos (enfermedad, duelo, etc), empoderar colectivos marginales o reflexionar sobre diversos aspecto físicos o emocionales del individuo. Se incluyen un buen número de casos, como el proyecto “The Mirror Chair Project” del fotógrafo catalán Agus Prats en el durante 2 años revisita en silla de ruedas los lugares donde se produce una brutal agresion que lo deja en silla de ruedas. Fotografía la propia imagen reflejada en escaparates y espejos se convierte en mecanismo de búsqueda, memoria y aceptación. Para el lector interesado en esta cuestión, el autor oprtunamente señala el trabajo de investigación de Rebeca Pardo (ver La Imagen Desvelada de Sans Soleil Ediciones), quien sin duda es una autoridad en esta materia.

The Mirror Chair Project (2018). Agus Prats. Publicada por cortesía del autor.

Pero sin duda, el último capítulo, dedicado a la creatividad es el postre reservado para concluir este ensayo. Los misteriosos arcanos de la creación, antaño asociados a la intervención divina, son iluminados aquí desde la perspectiva psicológica y aunque no lleguemos a racionalizar completamente el acto último de la creación, el texto explica el proceso que lleva a ese momento, y como distintos artistas desarrollan diferentes estrategias para abordar su producción artística. Por el interés que esta cuestión tiene en particular para la práctica fotográfica, concluyo con la certeza de que muchos lectores, especialmente fotógrafos, encontrarán en este capítulo final una motivación extra para leer este libro con el que se inicia la colección “Mil Palabras”.

Blas González
Abril/2024

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EL GATO DE BARONZÁS


Cuando aterrizé “fotográficamente” en la Limia en 2017 el primer lugar que visité fue Baronzás, con la intención de reencontrarme con el lugar donde pasé algunos meses durante mi infancia. Al dejar la carretera de Morgade y comenzar a subir hacia la aldea, un gato negro me observó con curiosidad desde lo alto de muro de piedra y sin dudarlo le devolví la mirada con este retrato, que a la postre resultó ser la primera foto de mi periplo limiano…

Ni creo en la fatalidad que los supersticiosos atribuyen a los encuentros con los gatos negros, ni tengo inclinación a considerar que seamos sujetos pasivos del determinismo. Podría decir, incluso, que el discurrir de los acontecimientos que siguieron a aquel fugaz encuentro gatuno, desmienten “empiricamente” cualquier facultad sombría a semejante cruce de miradas y de destinos. Precisamente, fue en esta mirada del gato de Baronzás donde se inició mi travesía fotográfica por el paisaje, la identidad y la memoria de la Limia.

A propósito de gatos, hace unos meses he podido saber de la labor que realiza el colectivo Pro Animales Xinzo para proteger las poblaciones felinas en Xinzo. Un grupo de personas -y buenas amigas- que desde el voluntariado, invierten su tiempo y economía en alimentar, cuidar y proporcionar acogida a animales de la calle. Tampoco se trata de dar la “chapa” moral y habrá a quién esto le parezca un problema menor, algo nimio en el contexto de los grandes problemas de la Humanidad. Pero precisamente, de este relativismo de baja intensidad se alimentan esos males de la Humanidad…

En cualquier caso, el próximo 23 de marzo, este colectivo organiza en Xinzo de Limia una acción solidaria para sensibilizar sobre la situación de abandono de los animales y, sobre todo, recaudar fondos para poder seguir atendiendo y protegiendo las colonias felinas de Xinzo y alrededores. En el mercadillo solidario que se instalará en la Plaza Mayor de Xinzo, a partir de las 10:00, las voluntarias estarán informando de su actividad, recogiendo donaciones y vendiendo objetos aportados por colaboradores, vecinos y simpatizantes.

Allí, en el stand de la Plaza, se pondrán a la venta 7 copias de autor de la fotografía del gato de Baronzás. El importe recaudado se destinará íntegramente para apoyar las actividades de Pro Animales Xinzo.

Adicionalmente, y sólo hasta el dia 23, tambien podéis adquirir vuestra copia online por 10 euros + 1,5 euros de gastos de envio (si eres de Vigo, Ourense o Xinzo, te la puedo dar en mano) contactando directamente conmigo. Cada copia, impresa en papel Ilford Galerie Fine Art Textured Silk 270g, se entrega en un carpeta y con un certificado de impresión. Por supuesto, lo recaudado también contribuirá a la causa felina. 

Esta fotografía, producida por Copias de Autor, será la primera una colección en la que invitaré a participar a otrxs fotógrafxs y artistas proximamente.

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LAS RAMAS DE LOS ÁRBOLES BROTAN


Entre los años 1911 y 1912, el fotógrafo Alvin Langdon Coburn realizó varias expediciones fotográficas a algunos de los grandes escenarios del paisaje americano: la ascensión al Monte Wilson, las rutas por el Valle de Yosemite o las espectaculares vistas del Gran Cañon sacudieron emocionalmente al joven, enfant terrible de la fotografía de principios del XX, y marcando un punto de inflexión en su trayectoria profesional y personal. La exposición a la inabarcable grandeza de estos lugares sacudió los cimientos artísticos Coburn y lo impulsó a transitar por nuevos caminos creativos que lo alejarían del pictorialismo hacia la abstracción, la búsqueda de la espiritualidad y la experimentación con nuevas técnicas.

Tal y como lo describió Edmund Burke en su tratado sobre lo Bello y lo Sublime de 1757, la pasión provocada por la grandiosidad y sublimidad de la naturaleza, cuando estas fuerzas actúan con mayor potencia, se convierte en asombro. Y el asombro es ese estado del alma en el que se suspenden todos sus movimientos, con cierto grado de horror. En esta situación, la mente está tan completamente colmada por su objeto, que no puede albergar ningún otro, ni por consiguiente, razonar sobre ese objeto que la absorbe.

No es de extrañar, pues, que ante la contemplación de estas poderosas cumbres el espíritu se revele angustiado ante el devenir climático que las (nos) amenaza. Del mismo modo en que la figura humana situada ante el paisaje servía a los exploradores del siglo XIX para establecer la escala de la grandiosidad de sus vistas, la degradación masiva de los espacios naturales en la actualidad es un indicador de la dimensión del problema climático.

Rita Ibarretxe presenta en la Sala de Fotografía Sargadelos su obra “Las ramas de los árboles brotan”, un trabajo de dimensiones contenidas -sin artificios ni más retórica que la repetición- que hace del silencio visual su mejor aliado para proponer una reflexión sobre el “dolor climático”. En la declaración artística del proyecto, sitúa Rita las coordenadas que justifican este trabajo: “el sentimiento de tristeza y estrés existencial por la degradación de la naturaleza, como consecuencia de la actividad humana”. El planteamiento es minimalista, el enunciado desapasionado y se ha evitado cualquier intento de embellecer el conjunto. Las imágenes clavadas en la pared, aisladas en la nada y en la soledad del blanco, hablan con una fría elocuencia. Las imágenes se encuentran frontalmente con el espectador y lo invitan a compartir la reflexión de la autora sobre la extinción que se cierne de estos paisajes.

Es inevitable preguntarse por la utilidad del arte en este contexto de emergencia y responderla con el mismo argumento que Nuccio Ordine expusiera en su defensa de la utilidad de los clásicos: hoy más que nunca, con la venda del espectáculo cubriéndonos los ojos, el arte es el vehículo que nos convoca ante esta realidad que nuestra irracionalidad pretende hacer invisible. Estamos ante el abismo de la nada.

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

  • Rita Ibarretxe – Las Ramas de los árboles brotan

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OSCURO


Acabo de recibir el fotolibro OSCURO de María Tudela. Si el acontecimiento fotográfico solo se completa cuando la imagen se materializa delante de un espectador y este la resignifica, este inesperado encuentro de hoy con el libro de María me confirma en la sospecha de que solamente reduciendo la distancia con la sustancia donde se contiene lo fotográfico se salvará la distancia entre la intención del autor y el entendimiento del espectador.

Las características hápticas de un libro (la textura y el olor del papel, la forma en la que reacciona al tacto o el modo en el que la tinta refleja la luz, el peso..) no son atributos que deban pasarse por alto cuando hablamos de fotolibros. Estos elementos nos ponen en sintonía con el mensaje que se contiene en el interior del libro y crean las condiciones que favorecen la recepción de las imágenes y enriquecen la experiencia del espectador. Cuando tuve el fotolibro entre mis manos y comencé a ojearlo, supe que “a pesar” del lúgubre título, en realidad la protagonista es la luz. Una luz tenue sobre la oscuridad…Y he utilizado las comillas, porque el propio título y el modo en que aparece impreso en la portada, negro sobre negro, son dos hallazgos sorprendentes… Para leerlo tienes que orientar el libro buscando el ángulo en el que la se refleje mejor sobre las letras y la luz revele el título. Para leerlo tienes que orientar el libro buscando el ángulo en el que la se refleje mejor sobre las letras y la luz revele el título.

Antes de este descubrimiento, ya me había apresurado a escribir en mi cuaderno de notas una primera impresión: “la luz es el acontecimiento que rasga la oscuridad”. También anoto la palabra “transiciones” y pienso en la luz como la sustancia que nos acompaña en el tránsito por la oscuridad. La luz que María Tudela maneja en este libro es una sustancia escasa e imperfecta, que deformada por el tiempo y los sentimientos se hace desgarradoramente real. Y aquí hablo de la única realidad a la que tenemos acceso, esa que nos punza cuando estamos en la soledad de nuestros pensamientos. Es aconsejable desconfiar de las estridencias de las luces brillantes: la ceguera en la sociedad del espectáculo.
Objetos y cuerpos que se vuelven translúcidos por el peso de la luz, transitan la oscuridad de estas páginas, en algún momento vencidos por la rutina, en otros superados por la urgencia del destino, pero siempre impulsados por la esperanza… Una luz silenciosa y muy lejana, una luz de millones años, rompe la oscuridad y parece querer impulsar a esa difusa figura en el tránsito heroico por el inmenso abismo de lo cotidiano.

En la crónica de la historia, hay cierta tendencia a concentrar el relato eventos únicos, en los hitos importantes que señalan el inicio y fin de los grandes acontecimientos, ignorando por insignificantes las microhistorias, esas que suceden en la reducida escala de personal. Pasa en la fotografía de autor algo un poco parecido, donde museos, galerías, editoriales y el mercado parecen favorecer proyectos documentales y artísticos de gran ambición. Aunque esto es correcto porque genera propuestas de gran dimensión que enriquecen el panorama cultural, también es legítimo reivindicar un espacio y proyectos editoriales que sirvan de vehículo a aspiraciones creativas más personales. Como espectador celebro el fotolibro de Maria Tudela y lo incorporo con satisfacción a mi biblioteca. Desde ahí, con su tenue luz, me servirá de faro para transitar en esta breve travesía por la oscuridad.

Gracias, María!!

OSCURO
Fotografía: María Tudela
Diseño: Puri Diaz
Editorial: Demente Ediciones
Marzo 2023

NOTA: Lo que se escucha de fondo es el sonido del pulsar PSR BO329+54, de 5.5 millones de edad.

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INTERSUM


Texto para la exposición  “Intersum” de Tito Matos celebrada en la Sala de Fotografía Sargadelos de Vigo (Octubre-Noviembre/2023)

Mucho antes de que el filósofo y el científico se pronuncien sobre la incertidumbre, ha de ser el poeta quien transite las fronteras de la “razón”. Impulsado por la urgencia que trae cada atardecer, escudriñará la tenue línea que se recorta entre los claroscuros del paisaje. Conteniendo la respiración durante un breve instante, atrapará el halo fugitivo del ocaso, allí donde su mirada intuye una rima. Agitado, aún con el brillo del presagio en los ojos, se alzará con el orgullo de quienes pertenecen a la legendaria estirpe de los cíclopes, para advertir de la ceguera de los que viven prisioneros bajo la línea del horizonte, hechizados por la utopía del simulacro. Y en el crepúsculo del día, invocará el poeta, con tan solo una imagen, la soledad, la belleza y el silencio que habitan sobre la estrecha línea del horizonte, en el incierto límite donde se confunden las luces con las sombras.

Intersum - Tito Matos (2023)

Intersum – Tito Matos (2023)


Enlaces

Exposición de Intersum de Tito Matos en la Sala de Fotografia Sargadelos el 09/10/2023


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MARUSÍA


Por fin tengo el fanzine de Maria Moldes Rodal!! Aquel que hiciera ya hace unos meses bajo la tutela de Julián Ochoa para la serie de monografías “Hablar Fanzine”, y que esperaba desde entonces con cierta ansiedad. Ciertamente el título, MARUSÍA, era prometedor ya que hace alusión a un estado de la mar alterado y en la palabra resonaba el presagio de tempestades.
Después de ojearlo muy brevemente para hacerme una idea del contenido y registro visual del texto, me pareció oportuno crear un entorno de visualización marítimo -para amplificar el efecto de la experiencia- escuchando “A Sea Symphony” de Vaughan Williams. Error. No tiene nada que ver. El mar al que cantan los coros compuestos por William es un océano épico, que busca la gloria universal y en cuyas ondas se inscriben las inmortales gestas de la humanidad y el alma. El mar de Marusía es un mar psicológico, uno que aunque se escribe con letras minúsculas, se extiende infinito en la soledad del yo que lo navega. Este mar no necesita clamores ni fanfarrias. El mar de María no es un mar imaginado en un poema o contemplado en la lejanía, es un mar encontrado y vivido desde la misma intimidad que señalan los versos del poeta de Rianxo con los que se abre el fanzine:
“Fomos ficando sos
o Mar o barco e mais nós”
(Fuimos quedando solos, el mar, el barco y nosotros)
Manuel Antonio, De Catro a Catro (1928)
No hay lugar para la melancolía en este mar de marusía, pero tampoco podemos dejarnos engañar por el acceso de efusividad que precede a la gran línea que se extiende confusa en el horizonte. Es tan poderosa la “fuerza” de este mar agitado, que los sentidos se confunden ante la visión espectral de los habitantes de las profundidades. Este mar insiste en el alma con la intensidad de un presentimiento en los que esperan, pero también va erosionando la memoria de los que ya olvidan. Mar de vivos y muertos, que puede cambiar en un instante de marusía a forte marusía.
  • Marusía – María Model Rodal (2023)

  • Marusía – María Model Rodal (2023)

  • Marusía – María Model Rodal (2023)

  • Marusía – María Model Rodal (2023)

  • Marusía – María Model Rodal (2023)

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ENCUENTROS 5+1

Ya estamos aquí con la segunda temporada de los Encuentros 5+1, los diálogos en torno a la fotografía y te queremos contar de que van y como puedes participar ellos.

Te contamos un poco de que va esto… Para empezar, no se trata de unos visionados; sabemos que hay muy buenas convocatorias de visionados donde para mostrar nuestros trabajos fotográficos, pero nosotros hemos querido quitarle todas las connotaciones y la carga jerárquica que arrastra la palabra en la cultura fotográfica y nos quedamos con la idea de que se trata de un encuentro entre pares que se sientan a dialogar sobre fotografía. En grandes líneas, cada uno de nuestros encuentros se organiza en torno a un proyecto que presenta un autor/a y un panel “crítico” formado por cinco invitada/os que reflexionan, comentan y dialogan sobre el mismo.

EN EPISODIOS ANTERIORES…

La temporada anterior tuvimos el privilegio de conversar con Ana Becerra, Beatriz V. Avila, Jorge Lens, Rafael Bastante y J.J. Guisado. Cinco autores, cinco miradas únicas, cinco encuentros que nos han permitido asomarnos al backstage de la creación de artística: sus motivaciones, su inspiración, el modo en que conceptualizan y resuelven sus ideas, sus dudas… Para cualquier autor confrontar su creación con la mirada y opinión ajena es un punto crítico, un ejercicio en el que la obra inicia un nuevo recorrido y se expone a contexto de significación que escapan del control del autor. Barthes vaticinaba la muerte del autor como absoluto del significado y declaraba el nacimiento del espectador como uno de los paradigmas de la modernidad.

Cada uno de los paneles críticos que han participado en estos encuentros ha estado formados por amigos y especialistas que han iluminado desde su conocimiento y trayectorias profesionales a cada uno de nuestros invitados. Además de Malena Carballo y Paula Fernández Bañuelos que me han acompañado en la organización y coordinación de los encuentros, nos han acompañado Alice WR, Ariadna Silva Fernández, Elena Pedrosa, Héctor Jácome, Isabel Hernández, Jose Fonticoba, Luis Pereira, Orietta Gelardin Spinola, Rafa Badía, Ruth Lodeiro y Xosé Lois Gutiérrez Faílde. Entre autores y miembros de los paneles críticos hemos aprendido y crecido a lo largo de estos encuentros.

CONVOCATORIA T2

Dicho esto, hasta el 29 de septiembre dejamos abierto el plazo para presentar vuestras candidaturas de proyectos para esta segunda temporada. Concluido ese periodo elegiremos 6 para organizar los encuentros que nos ocuparán durante el curso 2023/24.

A modo de “condiciones” vaya el siguiente decálogo:

  • Las personas interesadas pueden presentar un proyecto fotográfico acabado o en curso. No hay limites de imágenes, ni un formato predefinido para hacerlo. Es la propia concepción del proyecto tal como lo plantea cada autor la que determina el formato del proyecto.
  • En la propuesta debes de enviar las fotografias y textos que conforman el trabajo, una pequeña reseña biográfica y otra información que consideres relevante para que hablar de tu proyecto. Puedes enviar todo en un PDF o un enlace wetransfer con toda la documentación.
  • Se realizará una selección de 6 proyectos a programar durante los encuentros que celebraremos de Noviembre/2023 a Mayo/2024. El orden de celebración de los encuentros seleccionados se determinará atendiendo a la llegada de cada solicitud.
  • El comité de la plataforma organizará un panel crítico (5 personas) invitando a fotógrafos, artistas o especialistas de alguna otra disciplina que sean relevantes para comentar cada uno de los proyectos seleccionados. Con la confirmación de todo el panel se convoca a todos los participantes del encuentro en fecha y hora.
  • Los miembros del panel crítico tienen acceso a la documentación enviada por el candidato con anterioridad al encuentro.
  • Las sesiones son online y privadas (Google Meet), duran como mínimo 1 hora y estarán moderadas por uno o más miembros del comité de la plataforma.
  • El comité de la plataforma de encuentros estará integrado por, Malena Carballo, Paula Fernández Bañuelos y Blas González
  • Los encuentros se realizan con una frecuencia mensual e intentamos adaptarnos a las disponibilidades horarias de todos los participantes.
  • No hay que pagar nada para participar en estos encuentros, lo cual no significa que sean “gratis”. Además del tiempo que cada autor/a emplea en preparar y documentar su trabajo para someterlo a la mirada de otros, cada miembro del panel crítico ha de preparar y reflexionar sobre cada proyecto con antelación al encuentro. La suma de los esfuerzos de unos y otros tiene un valor incalculable, y nos enriquece a todos los que participamos.
  • Puedes informarte contactando directamente con cualquiera de los miembros del comité de la plataforma, o participar en esta convocatoria enviando tu propuesta por correo electrónico a encuentros5mas1@gmail.com

MIRADAS


Acabo de recibir el fotolibro “MIRADAS y MIRADAS“, estreno como autor del fotógrafo cubano Reynaldo Ramos Herrera, un ensayo visual de su experiencia en las calles de Madrid en clave humanista. Desde luego, esta obra es una celebración a la vida urbana, dinámica y vibrante, inspirada a por el amable ritmo de lo cotidiano. He vivido algún tiempo en Madrid, y siempre me ha parecido un territorio hostil e impersonal, quizá porque nunca sintonicé con la frecuencia de la ciudad. Sin embargo, la mirada de Reynaldo ha sabido destilar del bullicio algo parecido a la esencia vital de la ciudad. El título que escoge para su libro no me parece baladí y posiciona al autor frente al sujeto como espejo. La mirada que se reconoce a sí misma en lo observado, en una especie de búsqueda por la elocuencia interior.

El ejemplar que remite Reynaldo trae una hermosa dedicatoria en la que incluye una cita mía -una que escribí para el único retratado de los Cadernos da Limia que desafió la estética “deadpan” y no quiso ocultar su sonrisa: “la importancia de un individuo en la comunidad no solo se mide por la notoriedad de las anotaciones en su biografía, si no por su capacidad para crear dinámicas positivas y optimismo”. Creo que este libro apunta en esa dirección, imágenes y textos sobre la belleza de lo pequeño, de aquello que fluye invisible bajo el fragor y el alboroto de lo cotidiano. Este libro, además de honesto y optimista, es un homenaje a un tipo de mirada amable y acogedora que se posa en el activo más valioso de las ciudades: las personas.

En lo fotográfico, la propuesta de Reynaldo es muy atractiva, con algunas imágenes muy inspiradas. Creo que el uso del del blanco y negro es un acierto, que lejos de crear un ambiente nostálgico, delimita formalmente la obra y pone el acento en los gestos y expresiones de los sujetos. La secuencia y puesta en página de las imágenes es muy fresca; formato y tamaño del libro contribuyen positivamente en la experiencia del espectador.

Enhorabuena Reynaldo por este libro, y sinceramente agradecido el doble obsequio que con él me haces: la mención del prólogo y el propio libro que desde ya se incorpora a mi biblioteca en la sección de “AMIGOS“.

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