DE PROFUNDIS

«[..] Lavativa, por eso de la querencia, se retrata en postura de novio o de soldado. El retratista le dijo: apóyese en el velador. Y no se preocupe de los zapatos, que no saldrán. Después, salieron. Se conoce que el retratista no tomó bien las medidas. [..] Lavativa, que es muy higiénico y aseado, buscó una pared blanca de cal para retratarse. En el suelo hay media docena de colillas. No se preocupe de las colillas, que no saldrán -le dijo el retratista. Después, salieron. Se conoce que el retratista era medio cegato».
Ni el retratatista era cegato, ni el aspirante a torero fotografiado se llamaba Lavativa. El texto que acompaña a esta fotografia de Oriol Maspons en el libro «Toreo de Salón» (1963) lo firma Camilo José Cela, que recibió el encargo de escribir los textos que acompañan a esta serie documental sobre la escuela barcelonesa de Manuel Mateo, «el extremeño». El libro forma parte de una de la serie «Palabra e Imagen» que la editorial Lumen publicó entre 1961 y 1975, y que incluye a fotografos como Sergio Larrain, Ramón Masats, Colita, Xavier Miserachs o el citado Maspons, junto autores de la talla Federico García Lorca, Octavio Paz, Alejo Carpentier, Ana Maria Matute, etc..
Aunque no tengo yo particular «querencia» por lo taurino, me causa cierto estupor el tono irónico que Cela utilizó en algunos de los textos, no tanto por recurrir al ridiculo como recurso estilistico, como por el hecho de que el texto forme parte de un trabajo fotográfico con intención documental. El autor de Viaje a la Alcarria -viaje que, por cierto, realizó en compañia del fotografo Karl Wlasak- ficciona un relato sobre cada una de las imágenes, inventando personajes y situaciones, con un sarcasmo próximo a lo grosero. Es de suponer que el lector avispado pronto se percataría del caracter ficticio de los textos, pero queda la duda de cual sería el beneficio que la imagen recibe de tan extraña asociación, o incluso si se vulnera la relación de confianza entre sujeto-fotografo. Idéntica preocupación debieron de tener los editores de libro, cuando hicieron firmar a los sujetos un contrato que los eximía de cualquier responsabilidad.
Salvo criticas aisladas, el libro tuvo muy buena acogida, recibiendo incluso algun elogio «el frescor y naturalidad de este poeta del pueblo» (Jose María Casademont, 1963).
Blas González
Referencias:
Fotos y libros. España 1905-1977. Horacio Fernández