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Fronteras


Texto para la exposición colectiva homónima celebrada en el Espacio Muta en Noviembre de 2021.

Literalmente el concepto de frontera hace alusión a la delimitación entre dos “espacios” contiguos de naturalezas diferentes. Es, principalmente, un signo cartográfico que representa los límites del territorio y racionaliza la idea de la propiedad. El concepto frontera remite inevitablemente al espacio o momento donde se produce la confrontación dialéctica de los contrarios. Lo fronterizo está dominado por la paradoja de la esperanza y la prohibición. Al otro lado de la frontera se extiende un territorio desconocido -quizá deseado, quizá temido- y cuyos límites siempre se antojan infinitos a la imaginación que se rebela contra el tedio o la desesperanza de lo cotidiano. La frontera es la demarcación entre lo propio y lo ajeno, entre el yo y el otro, entre la oportunidad y la amenaza…

La cámara fotográfica se ha convertido en instrumento privilegiado de exploración fronteriza: desde las grandes campañas científicas y coloniales llevadas a cabo por innumerables expedicionarios desde principios del siglo XIX impulsadas por la ambición de Occidente, hasta la ubicuidad del smartphone que rastrea hasta el último confín de la vanidad humana. Pero lo fronterizo no es ámbito exclusivo de la fotografía de paisaje. Cuando el foco de la cámara traspasa la evidencia de lo real o la mirada del fotógrafo escudriña los huidizos contornos de las formas y cuerpos que se moldean entre las luces y las sombras, la imagen sitúa ante el espectador en un espacio de “naturaleza diferente” y ajena a su cotidianeidad. Al otro lado de “su frontera”. En esencia, la cámara fotográfica es un dispositivo limítrofe: en la película fotográfica o el sensor digital se establece la delimitación entre dos realidades visuales contiguas y de naturaleza diferentes, efímera una, eterna la otra.

Blas González