MARIPOSAS Y ARAÑAS
Querida Tereza: recién abandono mi autoimpuesto retiro «social» y lo primero que me pregunto es a quien le puede interesar tu fotolibro sobre mariposas y arañas. ¿Cadáveres de mariposas enredadas en terribles y siniestras telarañas? ¿Qué sensibilidad podrá soportar la violencia de estas imágenes, donde lo negro se muestra de forma tan explicita, apenas roto por el pudor del blanco? O bien se trata de un desesperado intento por conjurar una pesadilla -de esas que nos despiertan en mitad de la negra noche y, abandonados en la soledad de nuestros pensamientos y terrores presentimos la propia existencia como un abismo-, o es quizás una estrategia para destilar los turbios y espesos aceites que destila tu prolija y extraña producción fotográfica -algo que ya me sorprendió años atrás cuando tuve conocimiento de tu singular mirada.
Creo, sin embargo, que hay un sutil subtexto en tu propuesta. Las alas de las mariposas y las hebras de las telarañas están formadas por una delicada sustancia de maravillosas propiedades. Bajo una frágil apariencia, ambas son sorprendentes estructuras de la naturaleza de las que la ciencia y el arte se admira. La literatura recurre con frecuencia a unas y otras para expresar mediante metáforas poéticas o prosa descriptiva distintos grados de emociones, que van desde los pensamientos elegíacos y amorosos, a los temibles y agoreros presagios.
Existe una singular coincidencia entre las alas de las mariposas y los hilos de las telarañas con el acontecimiento fotográfico: en la imagen fotográfica el presente vibra de una forma huidiza y delicada, la representación funciona como una delegación del sujeto capaz de evocar sentimientos similares a los que otorgaría el mismo sujeto. Contemplando hoy la fotografía de un ser querido, el dolor de su ausencia se mitiga por un instante ante la ilusión que crea su representación -funcionan con idéntica eficacia para el rencor y el desprecio. La experiencia del presente ante la imagen fotográfica -llámese aura o punctum- esta formada de una materia tan efímera y frágil como el ala de una mariposa. Por otra parte, es inevitable pensar que la tenacidad con la que la imagen fotográfica se vincula al pasado tiene algo que ver con la resistencia y obstinación con la que las arañas construyen sus telas. También el significado va tejiendo de forma imperceptible una extensa red entre la imagen y las miradas de los espectadores, en la que de forma inexplicable queda atrapada la imaginación.

NOTA:»Los Esqueletos de Mil Mariposas duermen en mi recinto» es el titulo del nuevo fotolibro de Tereza Uzeda, publicado por Demente Ediciones y que estará en preventa hasta primeros de junio.