PAREDE BRANCA
Sobre la exposición “Parede Branca” de Xabier Fernández en la Sala de Fotografía Sargadelos de Vigo (Febrero/2022)
Si la naturaleza de la luz es fugaz y transitoria, en el ADN de la imagen fotográfica están impresos los genes del olvido; la luz se resiste a la visibilidad eterna y apenas ningún artificio químico o numérico consigue doblegar ese obstinado empeño por desvanecerse. En el acto fotográfico se anticipa un fracaso, mediante un pacto que se establece con la muerte desde el mismo instante de la toma. Decía Barthes que “la fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”, e impresa en la superficie de la copia impresa el germen del olvido comienza a velar lentamente la memoria de aquello que ha-sido, hasta “sepultar la historia bajo un manto de nieve” (Kracauer).
La fragilidad de la imagen fotográfica ha sido una constante en el pensamiento y arte contemporáneos contemporáneos, habitualmente incidiendo en alteraciones del significado, los desplazamientos de la memoria, intervenciones sobre la propia materialidad del medio fotográfico o proyectos cuya intención transita entre la nostalgia y la reivindicación. Sin embargo, en la obra que Xabier Fernandez presentó el pasado viernes en la Sala de Fotografía Sargadelos de Vigo nos sitúa al final del trayecto, en el escenario donde el olvido se ha consumado; en Parede Blanca la imagen ausente pone de manifiesto la teatralidad que rodea la representación de la fotografía mediante los marcos de fotos; estos dispositivos operan como una caja escénica, donde la imagen desempeña un rol, conmemorativa en ocasiones y decorativa en otras. Ni el marco es un contenedor neutro, ni su colocación en una estancia es una cuestión baladí: cuestiones tan banales cómo la hechura, acabados, tamaños, colores o la situación y altura a la que se sitúa en la pared son determinantes en el dialogo que se establece entre la imagen y el espectador. El autor se cuestiona sobre esta relación entre el marco y la fotografía es reciproca y traslada su búsqueda a las huellas que quedan en el marco cuando las imágenes han desaparecido. ¿Conservan estos marcos adquiridos en anticuarios y mercadillos de viejo alguna traza de las imágenes que han contenido? ¿Es posible encontrar alguna señal de la función que se representó en estos “tablados” sometiéndolos al más exhaustivo escrutinio? ¿Qué ha deparado el destino para esas antiguas fotografías que ahora yacen desvaídas (y des-marcadas) en el fondo de algún baúl?
La ironía de Xabier también se hace presente en forma de una reproducción miniatura de la Rendición de Breda de Velázquez, que se muestra en un lugar privilegiado de la sala, con cierta solemnidad a pesar de sus dimensiones y un exuberante marco, casi obsceno dadas las circunstancias en la que se muestran las dos únicas copias de una vieja fotografía presentes en la galería. El eterno desencuentro y rivalidad mantenida por estos dos antagonistas a mediados del siglo XIX, parece justificar la despiadada burla con la que la pintura celebra casi 400 años de existencia, aunque el precio haya sido tener que prostituir el valor de culto en una vulgar reproducción.
Aunque la cuestión de la desmaterialización de la fotografía pueda parecer un tópico del pasado, nunca fue tan vigente como hoy en día. El desvanecimiento químico y los mohosos baúles han sido sustituidos por el scroll infinito por donde se deslizan a diario millones de imágenes y el implacable algoritmo que decide por nosotros aquello que debe de ser visto y merece ser recordado.
Enlaces
Exposición de Parede Branca de Xabier Fernández en la Sala de Fotografia Sargadelos el 21/02/2022